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Opinión: Algunas reflexiones en torno al foro Democracia y Salud Psicológica

Pensando en el título Democracia y Salud Psicológica, foro realizando ayer 10 de Septiembre en el ex Congreso Nacional y la fecha en que se realiza, me gustaría decir algunas cosas, quizás “políticamente incorrectas”.
Si tenemos en cuenta que la palabra democracia apunta hacia el gobierno del pueblo, es decir significa la presencia, la representación REAL y no solo nominal del ciudadano, del BIEN COMÚN y el bienestar de las personas, esto que ahora vivimos NO ES democracia.
Desde hace muchísimos años, incluso en los tiempos de Allende, la democracia no lograba ser tal, ni siquiera en sus orígenes griegos. Creo que SI existió, pero mucho más atrás, cuando se vivía en sociedades más saludables como en la Isla de Creta, en la cultura pre-minoica o en grupos humanos donde no existía todavía el patriarcado y la sociedad humana se orientaba a cuidar a sus miembros y sobrevivir de la manera más natural y benéfica.
En estos tiempos, hablar de democracia es casi humorístico, por no decir penoso. Es evidente que estamos determinados por grupos de poder e intereses económicos que manipulan las conciencias y crean corrientes de opinión. De esta manera gobiernan el mundo.
Lo dramático es que sin democracia, no puede haber salud psicológica.
¿Cómo podría haber democracia si las personas son abusadas social, económica y legislativamente, por nombrar algunos? ¿Cómo podría haber salud psicológica si las personas son abandonadas a su suerte, suerte que no es tal y luchan diariamente, por sobrevivir en el medio de la injusticia, discriminación, competencia y falta de recursos? ¿Qué salud psicológica pueden tener si se ven enfrentado al stress continuo, soledad, falta de contención donde sus necesidades de pertenencia, de afecto, reconocimiento están siempre cuestionadas, además de carecer muchas veces de satisfacción de sus necesidades más elementales? ¿Qué salud psicológica es posible en un ambiente que crea pseudo necesidades, bombardeando a las personas con pseudo satisfactores, haciéndolos cada vez más ajenos a sí mismos y a la naturaleza?

Difícil misión que tenemos los especialistas en salud mental y psicológica, paliar los efectos de un sistema social que crea patologías de todo tipo. Pero para lograr algún resultado que sea realmente efectivo y no nos sirva solamente para tener una profesión en que ganarnos la vida tenemos que tener muy claro que sin democracia, no hay salud psicológica, pero a pesar de esta dura realidad y haciendo el esfuerzo, a pesar de todos los obstáculos, de generar una mayor sanidad psicológica en las personas, indudablemente facilitaría el camino para lograr una democracia como debiera ser.

María Eugenia Astorga Lira
Psicóloga Clínica

Directora Nacional
Colegio Psicólogos de Chile

quillay10@hotmail.com

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