Declaración Pública
El Directorio Nacional del Colegio de Psicólogos de Chile hace un encarecido llamado a los dirigentes de los partidos políticos y, especialmente, a aquellos que ostentan un cargo de representación parlamentaria, a desempeñar activa y responsablemente su rol, recogiendo la voluntad de la población y construyendo un marco de acuerdos que haga posible alcanzar la paz pero, por sobre todo, la justicia social que permita el cuidado de la democracia. Hoy el país no necesita más mutilados, más incendios ni más angustias para avanzar por el bien de todos, ya es hora de reconstruir nuestra convivencia social desde las bases, dejando trincheras políticas de lado y apuntando a un verdadero bien común y amplio.
Es justo y necesario definir un espacio de participación vinculante a la ciudadanía, donde sus necesidades y peticiones sean realmente escuchadas y consideradas, donde puedan manifestar sus rabias y frustraciones, sus esperanzas y propuestas para sentar las bases de un futuro mejor.
Así, se requiere dejar los absolutismos y aceptar visiones distintas de los fenómenos que hoy se desarrollan, visiones más pluralistas que puedan alcanzar mejores fines. Es tiempo de avanzar en acuerdos y tomar decisiones considerando la opinión de todos los actores sociales, para esto es necesario construir un marco convergente y establecer nuevas reglas a través de una nueva Constitución Política de la República.
La población chilena requiere, en forma imperiosa, recuperar la tranquilidad pero no sin haber alcanzado sus objetivos. Desde el Colegio de Psicólogos estamos, sobre todo, preocupados por la salud mental de la población, reconociendo que la situación actual que vive el país es un elemento desestabilizador que podría influir fuertemente en un aumento de las patologías mentales, tales como los cuadros depresivos, ansiosos, crisis de pánico y otros trastornos largos de enumerar. Se convierte en un deber de todos el facilitar la entrega de apoyo en salud mental a una sociedad que ya venía presentando alarmantes índices respecto a ciertas patologías desde aún antes de este proceso crítico social.
Finalmente, como sociedad debemos hacernos cargo y abrir espacios de integración social a todos aquellos que han crecido en la marginalidad de los lazos sociales y comunitarios, lo que sumado a carencias afectivas y/o económicas claramente genera o, al menos, aporta a perpetuar una falla en el entramado social que termina por destruir la confianza en el otro. Este fenómeno, transversal a todas las clases sociales, requiere recursos y personal idóneo para su reparación y tratamiento. Como país habrá que dar acogida a quienes han crecido excluidos en una sociedad egoísta e individualista y hacer todos los esfuerzos para disminuir y, ojalá, erradicar esta exclusión en el futuro.
Mantenemos nuestra posición y decimos:
¡No a las violaciones a los Derechos Humanos! ¡No más violencia!
Abramos la puerta a la paz, al diálogo y a la construcción de un nuevo acuerdo social que nos permita a todos construir la sociedad que queremos.
DIRECTORIO NACIONAL
COLEGIO DE PSICÓLOGOS DE CHILE